sábado, 3 de mayo de 2014

Análisis de “Persona” de Igmar Bergman para la cátedra Comunicación Videográfica. (Comunicación Social. UNRC)


Resumen breve del argumento

La enfermera Alma es notificada por la doctora sobre su trabajo como acompañante de la actriz Elizabeth Vogler, quien ha quedado muda en medio de una representación teatral de “Electra”. El encuentro entre Alma y Elizabeth se inicia con una breve presentación en la que la enfermera se describe. Elizabeth escucha sin proferir palabra y en el acercamiento corporal rehuye la mirada. Luego del primer contacto es interceptada por la doctora para intercambiar impresiones acerca de cómo va todo con la paciente. Alma le informa de sus dudas acerca de su posibilidad de desempeñar bien la tarea que se le ha pedido debido a su inexperiencia.
Alma enciende la radio en la habitación de la paciente. Elizabeth escucha la transmisión de un radioteatro, ríe y apaga la radio. Esto impulsa a Alma a tratar de interpretar la actitud de la paciente y a hablar acerca de lo que considera que es el arte y de su importancia especialmente “para la gente que tiene problemas”. Luego ella enciende nuevamente la radio y busca una estación que transmita música y se retira. La escena concluye con un primer plano del rostro de Elizabeth acostada y el oscurecimiento progresivo de la iluminación al ritmo de la música.
 Alma en su habitación se acuesta y apaga la luz que enciende inmediatamente para ponerse crema mientras pronuncia un monólogo en el que expresa lo que va a hacer con su vida y cómo se siente respecto de eso. Ya nuevamente con la luz apagada se pregunta acerca de lo que realmente le ocurre a Elizabeth quien en su habitación observa un informativo sobre la guerra de Vietnam. Su angustia es notable.
En los días posteriores, Elizabeth recibe una carta de su esposo con una fotografía de su hijo. Alma se la lee, pero Elizabeth destruye la carta y rasga la foto.
Luego de algunos días la doctora le informa a Elizabeth que debido a su situación pasará un tiempo con su enfermera en su casa de la playa. La doctora mediante un monólogo expone su diagnóstico.
Elizabeth y Alma en la casa de la playa disfrutan de la vida campestre: caminan, recogen y seleccionan hongos, toman sol y leen.
Alma y Elizabeth están en la casa mientras llueve. El encierro a causa de la lluvia y el mutismo de Elizabeth generan las condiciones para que Alma vaya poco a poco, expresando sus pensamientos más profundos sobre su concepciones acerca de la vida, sus relaciones e inclusive le revela a Elizabeth un episodio sobre un encuentro erótico en una playa que culmina en un embarazo no deseado, interrumpido luego por un aborto. Mientras habla, Alma descubre que hay una distancia entre sus ideales y sus acciones. Este proceso de confesión termina cuando Alma expresa que “se parecen”, que “son iguales”. Es en este momento que se puede comenzar a pensar que de la aparente comunión entre ambas se ha pasado a un fuerte proceso por el cual Alma se identifica con Elizabeth quien mediante el silencio y la escucha ha logrado el control y ha absorbido a la otra persona sin siquiera proferir palabras. Alma se duerme sobre la mesa y cree escuchar la voz de Elizabeth que le indica que se vaya a dormir. Se despierta sobresaltada. Se va a acostar. Sueña que Elizabeth va a su cuarto, también que se mira junto a ella en un espejo aparentemente comparándose.
Al día siguiente Alma recoge caracoles en la playa mientras Elizabeth toma fotografías. Alma le pregunta si le habló y si fue la noche anterior a su cuarto. Pero ella le responde que no.
Elizabeth escribe cartas a máquina para su familia y doctora. Alma las llevará en auto al correo. Ya en el auto Alma se tienta al ver el sobre de una de las misivas abierto y se detiene para leerla. Allí se entera de que Elizabeth la tomó como un objeto de observación. Ya de regreso en la casa Alma sale al patio  a tomar sol y se le rompe un vaso de vidrio en el porche. Recoge los vidrios aunque deja uno al ver que Elizabeth va a salir. Ésta pasa al lado del trozo de vidrio una y otra vez hasta que finalmente se corta. Alma observa a Elizabeth y se siente como en una escena tragicómica, como en medio de una representación en la que ambas interpretan sus roles y toma distancia física de Elizabeth.
Alma toma cierta distancia de Elizabeth pero esta con cierto desasosiego la busca hasta encontrarla en la playa. Ambas se dedican a leer. Alma intenta iniciar una conversación pero Elizabeth se mantiene callada. Entonces en medio de una actitud tensa Alma le pide que le hable aunque sea de cualquier cosa. Su enfado va creciendo, le reprocha que ha sido usada y le confiesa que ha leído la carta que le envió a la doctora. Toma a Elizabeth del brazo. Ambas forcejean, se golpean pero Elizabeth no habla sino hasta que Alma amenaza tirarle agua hirviente de un caldero. Elizabeth grita: “no, quieta”. Alma sonríe, se desequilibra, llora. Esto provoca la risa de Elizabeth. Alma sigue hablando y establece en ese monólogo las diferencias que existen entre ambas. Luego de calmar su angustia, Alma se acerca a Elizabeth quien le ofrece un té. Alma continúa con la agresión verbal, su enojo. Elizabeth sale a la playa y Alma la persigue. Su actitud oscila desde la agresión verbal al pedido de perdón y culmina con la desesperación y humillación al no lograr un acercamiento con Elizabeth quien permanece muda. Alma se queda en la playa y Elizabeth vuelve a la casa.
Elizabeth en su habitación toma un libro y encuentra dentro de él una fotografía de la segunda guerra mundial. La apoya en la lámpara y mira cada detalle de ella. Mientras tanto Alma está durmiendo y tiene una pesadilla. Es una noche de tormenta. Finalmente se despierta y enciende la radio. El fragmento del contenido de programa que podemos oír alude a la situación que ellas están viviendo: “No hablamos, no escuchamos, no entendemos”. De pronto se escucha la voz del esposo de Elizabeth que la llama. Alma se dirige al cuarto de Elizabeth, la observa dormida y sale al encuentro del hombre quien la confunde con Elizabeth a pesar de que Alma insiste en hacerle notar que no lo es. Elizabeth entra en la escena y toma la mano de Alma y la lleva hacia el rostro del hombre para acariciarlo. Alma se comporta como si fuera Elizabeth y conversan mientras tienen un acercamiento amoroso ya en el interior de la casa. Alma interpreta el rol de una esposa amante y madre preocupada; pero el encuentro concluye con su desesperación diciéndole: “estoy fría, podrida, indiferente. Todo son mentiras e imitaciones, todo”.
Elizabeth está sentada a la mesa y cubre con sus manos la fotografía rota de su hijo. Entra Alma y le pregunta si quiere hablar de eso. Como Elizabeth se niega, ella le relata lo que pasó. El monólogo con la interpretación de Alma se repite dos veces cambiando el punto de vista. Pero la segunda vez concluye con un primer plano de Alma en el que por sobreimposición se logra una imagen de mujer que fusiona las mitades mientras Alma niega ser Elizabeth Vogler.
Alma nuevamente con su uniforme de enfermera enfrenta a Elizabeth. Alma le dice que ha aprendido mucho, que no será nunca como Elizabeth, que ella cambia todo el tiempo y que Elizabeth puede hacer lo que quiera porque eso no la afectará. Alma tiene una crisis y golpea con sus manos la mesa mientras Elizabeth la mira impasible. Alma se calma y dice: “hablar no sirve de nada”. Alma daña su brazo y Elizabeth bebe de su sangre. Mientras lo hace Alma la toma de los cabellos. Elizabeth forcejea pero Alma la mantiene pegada a su brazo. Elizabeth se suelta  y Alma la cachetea.
Alma sueña que ingresa a la habitación de Elizabeth en el hospital, se acerca y la ayuda a incorporarse. Ella coloca la cabeza de Elizabeth sobre su hombro y le pide a Elizabeth que escuche y repita después de ella: “nada”. Ella lo hace. El sueño finaliza con la imagen de ambas comparándose frente al espejo.
Alma se despierta bruscamente, se levanta  y por la ventana ve a Elizabeth quien está preparando la valija. Alma vestida de enfermera acomoda almohadones y  los sillones del jardín.  Al finalizar con esa tarea se pone un abrigo, mientras se mira en el espejo y ve en él la imagen de sus sueños  de ambas comparándose.  Se coloca el sombrero y sale de la casa con su maleta. Sube al colectivo  que pasa y se va con ella.  



Momentos claves del film Tema central

Se podrían distinguir las siguientes etapas en el film:

·         Prólogo o Introducción: El film se inicia con una serie de imágenes inconexas que parecen no tener mucho sentido pero que podrán reinterpretarse durante el desarrollo del mismo: un foco que se utilizaba para los proyectores, un proyector, un pene erecto, dibujos animados, un primer plano de manos moviéndose. Entre estas imágenes se intercalan planos de un proyector de películas y se escucha constantemente el sonido del mismo.  Luego continúa una serie de tomas: una escena de cine mudo,  una araña, el sacrificio de un cordero, un primer plano de una mano que está siendo clavada en una cruz. En el plano sonoro se escucha un fragmento musical que acompaña a las imágenes desde la aparición de la araña hasta la última toma de este segmento. Estas imágenes son seguidas por una serie de tomas de un bosque y exteriores de un edificio acompañadas de sonidos de campanas. Luego aparecen primeros planos de rostros, manos y pies de personas ancianas fallecidas sobre camillas. En el plano sonoro se escucha el deambular de una enfermera que taconea, sonidos de instrumental quirúrgico, una gota de agua. Un timbre telefónico insistente despierta a un joven que está en una de las camillas. Él se incorpora, se acuesta, intenta taparse, vuelve a incorporarse  y mira alrededor. Toma un libro y se pone a leer. Luego mira hacia la cámara. Toca la llamada “cuarta pared”. Un contraplano nos muestra que sobre esa pared invisible el niño acaricia la imagen de un rostro de mujer y, por sobreimpresión,  luego de otra.  Rostros que después descubriremos pertenecen a las protagonistas de la historia.

·         Presentación: presentación de imágenes en primer plano del joven y primeros planos de las protagonistas y de objetos (que se verán luego en el film) intercalados con los títulos.

·         La historia y sus momentos claves: La actriz Elizabeth Vogler queda muda durante una representación teatral  y se recluye en una clínica. Allí es puesta al cuidado de Alma. Su psiquiatra después del diagnóstico sugiere que se vaya con su enfermera unos días a la casa de la playa puesto que no hay razones para mantenerla internada. La soledad del lugar, el contacto entre ambas protagonistas y el mutismo de Elizabeth crean las condiciones para que Alma abra su corazón y le cuente a su paciente acerca de su vida. En este monólogo revisa lo que cree de sí misma e inicia un proceso de identificación progresivo con Elizabeth. Alma al leer la correspondencia de su paciente descubre que todas sus revelaciones a Elizabeth sólo han sido tomadas como un objeto de estudio y observación al igual que ella. Alma comienza a renegar de su parecido con Elizabeth, se generan entre ambas protagonistas situaciones de tensión y violencia física pero sobretodo mental que llegan a crear suspenso y angustia en el espectador. Elizabeth prepara la maleta y Alma ya de nuevo en su rol de enfermera deja la casa de la playa. Elizabeth se queda encerrada en su mutismo. Alma vuelve a su vida cotidiana.

·         Epílogo: Se presenta una escena en la que se observa claramente que el relato anterior es producto de una creación cinematográfica: dos operadores de cámara filmando a Elizabeth en la posición de las mujeres muertas en las primeras escenas y con los ojos abiertos, el niño del inicio de la película explorando la imagen borrosa de la mujer, los carretes del proyector, el rollo de película pasando, la luz intensa y un primer plano del foco de carbón antes de que la pantalla quede completamente a oscuras.



Temas del film


El tema central de la película es la construcción de la identidad; es decir, la esencia misma de lo que uno es. Así nos encontramos por un lado con Elizabeth, una actriz exitosa,  quien no puede continuar actuando ni representando los papeles que se le exigen en las obras teatrales porque problematiza la autenticidad de lo que hace y parecería no encontrarle sentido a su profesión ni tampoco a su vida personal, por lo que se recluye en un silencio que la aleja del afecto de su marido y su hijo. Por otro lado Alma, la enfermera, en el encuentro con Elizabeth pierde su propia identidad, se mimetiza con ella y se cree parecida a ella. Esa simbiosis progresiva es posible por las condiciones de la relación (el aislamiento espacial al estar solas en la casa de la playa) y por el mutismo de Elizabeth que le permite a Alma expresar sus sentimientos e ir encontrando mediante la catarsis dentro de sí aspectos que permanecían ocultos detrás de una vida organizada en torno de un amor, sus expectativas respecto de este y su profesión. El carácter simbiótico de la relación que ambas establecen llega al máximo en las escenas oníricas de Alma en las que parece mirarse en un espejo con Elizabeth y confundirse con ella, y en las que Elizabeth bebe de la sangre de Alma; en la confesión de Alma quien le comenta a Elizabeth que siente que son parecidas; en el intercambio de roles frente al esposo de Elizabeth quien admite el tipo de relación simbiótica que ambas protagonistas han creado, relación en la que se han vuelto una; y en la sobreimpresión que conforma una imagen con la mitad de los rostros de ambas mientras Alma niega desesperada ser Elizabeth Vogler y afirma ser la “hermana Alma”. Se puede decir que en el devenir de la historia ambas protagonistas muestran el esfuerzo que realiza una persona para construir, conocer y reconocerse en el marco de la propia identidad. Respecto del cine de Bergman en relación con el problema de la construcción de la identidad se ha dicho que se puede observar en los personajes de este director una constante: “en el devenir de la historia ellos se  repiensan, reflexionan sobre su alma, su conciencia. En este proceso se involucra activamente al espectador”. Por otra parte en su libro “Miradas al Cine” José de la Colina cita a Ingmar Bergman quien sostiene respecto del título de esta película:  “hay una palabra que siempre me había obsesionado y que me vino al pensamiento: persona el vocablo latino con que se designaban las máscaras detrás de las cuales, en la antigüedad, los actores ocultaban el rostro (…) Yo estaba encantado: mi film llevaría ese título curioso ‘Persona’, palabra cuyo primer sentido fue extremadamente alterado, porque de significar máscara, pasó a designar al que se oculta tras ella”.
La historia también plantea como tema una mirada sobre las relaciones humanas: el amor, la maternidad negada, y la profesionalidad. Así Elizabeth manifiesta un vacío afectivo respecto de su esposo e hijo. Vacío que tiene sus raíces en su imposibilidad de sentirse auténtica, parecería existir una tensión entre lo que siente y el “deber ser” pautados socialmente para una mujer, esposa y madre. Esto nos permitiría entender por qué destruye la carta que recibe, por qué rasga la foto, sus expresiones frente a lo que Alma manifiesta en el encuentro amoroso con  su esposo en el que es reemplazada por Alma  en la casa de la playa y por qué se recluye en un silencio que la aleja de quienes la aman. La actitud de Elizabeth surge como resultado de su escepticismo acerca de sus acciones y es un intento de aislarse de la agresividad del mundo exterior. Alma, por otra parte,  quien al inicio se presenta como segura respecto de su profesión y  los planes para su vida, como si fuesen algo del orden de lo “natural” y no una  elección, se replantea luego de su encuentro con Elizabeth la autenticidad de su relación amorosa cuando admite que ellos “no encajan”. Pero además en este proceso de simbiosis ve vulnerada su capacidad de sostener un comportamiento humanitario respecto de su paciente. Alma no sólo es “absorbida” por la personalidad de Elizabeth, sino que también le atribuye a ésta sentimientos propios. De esta manera cree que el silencio de Elizabeth se corresponde con una escucha guiada por el afecto, cuando en realidad posteriormente descubrirá que es un objeto de estudio tal como la actriz le revela a su psiquiatra en la carta. Es este descubrimiento lo que le permite desandar el camino, parecería comprender los sentimientos reales de Elizabeth frente a la vida, a sus afectos y a ella. Esto, después de encuentros de suspenso y de tensión entre ambas, permitiría que se re-posicione como enfermera de Elizabeth y rompería la aparente comunión. Reposicionamiento que se ve reforzado cuando Alma reaparece en la casa de la playa ataviada como estaba en el hospital y en tanto niega ser Elizabeth Vogler. Es en este movimiento donde se observa la distancia entre ambas protagonistas: Elizabeth queda sumida en su silencio en tanto Alma puede recuperarse de esos instantes en los que el ser humano se siente perdido, vacío, otro,  para volver a ser ella misma en conexión con su profesión y sus planes de vida al retornar al “mundo cotidiano”.
Otro tema que no se puede dejar de lado es que esta película parecería involucrar una cierta reflexión acerca del cine como arte y sus vinculaciones con otras producciones estéticas, y del arte mismo.
En primer lugar este film se inicia con un foco y un proyector cuyo sonido acompaña una sucesión de imágenes que servirán como clave de interpretación y algunas de las cuales pertenecerían a películas anteriores. Esto nos llevaría a pensar que Bergman al realizar esta cita intertextual posiciona al film dentro de la historia del cine y  advierte al espectador del carácter ficcional de lo que a continuación verá. Este último aspecto se refuerza mediante la inclusión hacia el final del film de la imagen de los dos camarógrafos que toman a Elizabeth despierta sobre una camilla en una postura semejante a la de los cadáveres mostrados al inicio de la película. Por otra parte la película se cierra con la imagen de un proyector que se detiene, se apaga la luz y la pantalla queda a oscuras.
Además no puede pasar desapercibido que el despertar del niño en la camilla es sucedido por una escena en la que él lee un libro. Lectura que abandona cuando parece percibir una “cuarta pared” transparente situada delante de él. Uno se pregunta si esta escena podría indicar la aparente fascinación que ejerce el cine frente a la literatura,  porque el niño deja el libro y se acerca a la pared, la mira, “nos mira” en tanto mira el objetivo de la cámara. También acaricia esa pared. Un plano del niño tomado de espaldas nos permite observar que él explora sobre esa pared trasparente un rostro desdibujado de dos mujeres que por sobreimpresión se confunden la una con la otra. Eso podría implicar que a través del cine los espectadores se asoman a otros mundos imaginados; pero que el cine también “nos mira” y, además, que nosotros podríamos por extensión llegar a ser como cualquiera de las dos protagonistas.
Por otra parte el director retoma el discurso televisivo sobre la guerra de Vietnam y una fotografía de la segunda guerra dentro del film lo cual daría cuenta de cómo los medios mediante la información también pueden construir realidades en las que se recrea el drama humano y del impacto que eso produce en los receptores. El papel de la fotografía y la televisión estarían en el marco de esta película vinculadas al carácter referencial de la imagen  por contraposición a la imagen que se daría de la radio mediante la inclusión de dos audiciones: una expresión artística (radioteatro)  y un fragmento de reflexión filosófica vinculada con la temática de la película. Además se alude a través de las apreciaciones de Alma al carácter “catártico” del arte para el espectador y se contrapone ese carácter a lo que experimenta Elizabeth quien  al realizar su representación de Electra y al escuchar el fragmento del radioteatro ríe mostrando que no cree en la autenticidad de la representación artística. Uno podría preguntarse por qué el conflicto interior se define durante la interpretación de esta obra y no de otra. Frente a esto se podría pensar que la referencia a Electra daría  cuenta por un lado la aproximación de ésta al mundo de los muertos ya que  organiza su vida en torno de la ira y el deseo de venganza,  y Elizabeth se siente muerta, aislada, vacía. Pero por otro lado uno podría interpretar que en tanto Electra manifiesta un odio hacia su madre esta idea se podría relacionar con el rechazo que la protagonista tiene de su propia maternidad.
Finalmente este film también induce a la reflexión sobre el carácter predador del ser humano en tanto constituye una mirada a la propia capacidad de autodestrucción puesta de manifiesto en el siglo XX. Autodestrucción que horroriza y anula… que aniquila no solo corporal sino también psicológicamente.


Personajes

El film se caracteriza por la economía de personajes. Ellos son:
·         Alma: es una bella enfermera de veinticinco años que ha tenido excelentes calificaciones durante su formación pero a la que su novio le recrimina que es desordenada, un poco ociosa. Asiste a funciones de teatro y cine. Aunque manifiesta no conocer mucho de ambos, cree que el arte es catártico y entiende que los artistas tienen una importante función social. Esta visión cambiará paulatinamente a partir del modo en que va relacionándose con Elizabeth. Practica patinaje sobre hielo. Su madre era enfermera antes de casarse. Sus padres viven en una granja. Es la hermana menor y tiene siete hermanos varones. Es idealista y admira a las enfermeras que han dedicado su vida a su profesión. Tuvo una relación con un hombre casado que no prosperó y ahora es novia de un médico. Durante unas vacaciones que pasa con él, se queda en la playa sola y vive un episodio erótico con otra mujer y dos adolescentes que las observaban tomando sol. Como consecuencia queda embarazada y dado que no querían tener niños con su pareja, se -deciden a abortar. Manifiesta admiración por Elizabeth y su valentía para sostener su silencio aunque cree que no podrá ayudar a la paciente debido a su inexperiencia. Luego el contacto con ella y el silencio la llevan a relatarle su experiencia de vida y a identificarse con la actriz. Está feliz porque es la primera vez que se siente escuchada y en cierto sentido piensa en Elizabeth como una especie de hermana. Se siente traicionada cuando descubre que Elizabeth no la aprecia sino que simplemente la “estudia”. Reacciona con violencia y oscila entre la agresión verbal y la súplica para poder vincularse  con Elizabeth. Frente a la imposibilidad de hacerlo la enfrenta y vuelve a su trabajo.
·         Elizabeth: es una actriz reconocida, casada y que ha tenido un hijo para cumplir con el imperativo social de ser madre. El matrimonio y la maternidad la horrorizan y siente que no puede corresponder al afecto de su hijo ni de su esposo. Esta distancia entre lo que siente y lo que se espera de ella la hacen entrar en conflicto, se vuelve una persona aislada que pierde el sentido de lo que hace y a la que todo le parece falso y banal; por eso durante una representación teatral se hunde en el silencio total. La guerra y el dolor que el hombre puede provocar al hombre la horrorizan. Aunque Alma abre su corazón y ella la escucha; no logra establecer una relación genuina con ella. Se siente incómoda y desasosegada cuando la doctora y Alma penetran en sus sentimientos y le revelan en circunstancias totalmente diferentes que conocen lo que le pasa o cómo es en realidad.  
·         Doctora: Diagnostica con precisión lo que le ocurre a Elizabeth. Le brinda a Alma la información que necesita para poder atenderla. Entiende que Elizabeth no está realmente enferma y procura generar condiciones favorables para que ella pueda encontrarse a sí misma hasta que se canse de desempeñar ese rol de persona sumida en un mutismo como se cansó de desempeñar los roles anteriores. Es quien le explica al esposo de Elizabeth lo que le ocurre a la actriz.
·         Esposo de Elizabeth: es un hombre cariñoso y comprensivo que no sabe cómo enfrentar a su hijo para explicarle lo que le ocurre a la madre y que entiende que su esposa y Alma están singularmente unidas.



El autor: su ideología y trayectoria artística. Algunas consideraciones sobre la película: circunstancias en la que se ideó y rodó.

Igmar Bergman es un director sueco que consolidó el cine de autor. Se sostiene respecto de él que “dos dramaturgos, Henrik Ibsen y August Strindberg lo introdujeron en un mundo donde se manifestaban los grandes temas que tanto lo atraían, cargados de una atmósfera dramática, agobiante y aun desesperanzada” Esto habría influido en su visión de las relaciones humanas y en el planteo de su obra caracterizada por el cuidado en la puesta en escena, los guiones y la representación. De allí que sus films retomen los problemas que se replantea el hombre al abordar la propia vida desde una perspectiva filosófica.  Respecto de este destacado cineasta afirma Enrique Lacolla que  “si bien sus obras se sitúan en Escandinavia perdonada por la guerra y entre personajes que padecen tormentas sicológicas y de la vida en singular y son aparentemente lejanos a las catástrofes colectivas, el soplo ardiente del siglo no deja indiferente al director…porque en su obra hay no pocos rasgos de una angustia vital que aparece informada no solamente por los antagonismos y dilemas de la vida privada y de la inquietud metafísica, sino también por la sombra de la aniquilación que pesa sobre la humanidad en su conjunto como consecuencia del poder de abolirse a sí misma que ha adquirido junto a la capacidad nuclear”. Así la imposibilidad de Elizabeth de asumir su rol como actriz, esposa, madre no es solo la resultante de sus dilemas existenciales sino también del horror que le provoca la segunda guerra (horror patente cuando mira la fotografía de las familias judías llevadas a punta de ametralladora por los alemanes) y la guerra de Vietnam (angustia manifiesta frente a la audición televisiva).
Según el propio director, él ideó el guión de Persona mientras se encontraba ingresado en un hospital, convaleciente a causa del estrés, momento en el que pensaba en el inmenso parecido existente entre las dos actrices protagonistas del film: Liv Ullman y Bibi Andersson. Él quería hacer una película totalmente creativa, libre de las ataduras de los estudios y los productores. En una entrevista publicada en su libro Imágenes[1] en 1990 sostiene respecto del lugar que ocupa este film en su filmografía: "Tengo la sensación de que en Persona he llegado al límite de mis posibilidades. Que en plena libertad, he rozado esos secretos sin palabras que sólo la cinematografía es capaz de sacar a la luz. Y es que cuando el genio se libera de los convencionalismos y las ataduras, es capaz de penetrar hasta los rincones más ocultos de la mente y convertir sus sensaciones en imágenes".


Análisis de los hechos históricos recogidos en la película, su significatividad y sus consecuencias

En el film se hace referencia en primer lugar a la guerra de Vietnam, secuela de la guerra de Indochina,  que se desarrolló entre 1959 y 1975, cuyo origen fue los intentos de las guerrillas comunistas de Vietnam del Sur, apoyadas por Vietnam del Norte, de derrocar al gobierno survietnamita. Este conflicto en el marco de lo que se dio en llamar la Guerra Fría[2] pronto devino en un conflicto internacional ya que Estados Unidos y otros 40 países apoyaron a Vietnam del Sur, mientras que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y la República Popular China, a Vietnam del Norte y al Vietcong (brazo guerrillero comunista que operaba en Vietnam del Sur y que pretendía la liberación de éste para anexarlo a Vietnam del Norte)
Lo notable de este conflicto y su relación con los medios es que fue el primer y último conflicto bélico que la televisión transmitió en directo. Sostiene al respecto Enrique Lacolla en su libro “El cine en su época” lo siguiente: “… Se mostraba a los muertos y heridos propios y ajenos, y también la brutalización a la que se sometía a los insurgentes y a los civiles. Se asistió en ese momento al primer ejemplo del poder de convicción masivo e instantáneo de la imagen cuando se la lanza al aire sin procesar, desde el lugar en que se verifica un hecho”.
En el film se hace una reconstrucción de momentos significativos del conflicto aludiendo a la alianza de Estados Unidos con Vietnam del Sur en el combate contra la guerrilla, a las manifestaciones civiles antibelicistas en Saigón para expresar el descontento por la forma en que el régimen de Ngô Dinh Diêm estaba actuando ante la oposición política existente en Vietnam del Sur, a las autoinmolaciones de monjes budistas como protesta contra la discriminación religiosa y contra las acusaciones del gobierno de ser comunistas en junio de 1963. En la banda de sonido se escucha la voz en off de un periodista que hace una crónica de los hechos en la que se incluye el ataque masivo de Estados Unidos en 48 misiones de bombardeo, posiblemente haciendo referencia a las acciones de febrero de 1965.  En este sentido se podría decir que el director realiza una compilación de los hechos combinando sonido e imágenes  que ofrece una breve síntesis de lo que el conflicto fue y de lo que significó para quienes se oponían en lo ideológico o religioso al gobierno de Vietman del Sur.
En segundo lugar  el film hace referencia a la segunda guerra mundial mediante la inserción de una fotografía en la que grupos civiles son trasladados por soldados con sus atados de ropa, escena que remitiría a los traslados de los grupos de judíos desde los guetos a los campos de concentración. Es ésta también una clara alusión al tratamiento del otro en tanto cuerpo que encarna una ideología o una herencia étnica  rechazada por los postulados que sostenían el régimen del führer.
Estas inclusiones aportan escasa información sobre ambos sucesos históricos pero el recorte de realidad presentada y las imágenes seleccionadas dan cuenta del impacto que tuvieron en lo emocional aun para quienes no vivieron de cerca el conflicto, pero que debieron enfrentar el horror que la intolerancia provocó en el mundo.


Idea central que el film pretende transmitir

La idea central que el film parecería transmitir es que en el devenir de la historia personal el ser humano define y redefine su identidad en función de lo que él quiere para sí mismo, lo que la sociedad espera de él, los cambios que se producen a partir de sus interacciones con otros y del hecho de que la vida se desenvuelve en un tejido social atravesado por múltiples discursos.


Los elementos técnicos  y la representación de la idea central

Podría decirse que la película tiene un ritmo lento producto del montaje de tomas largas, perfectamente planificadas en las que los movimientos de los actores parecen precisamente marcados por la dirección, y en las que abundan los primeros planos que dan cuenta de la tensión sicológica de las protagonistas. Quizás unos de los elementos más llamativos sea la calidad de la fotografía en blanco y negro. Pero además hay que destacar el uso de la iluminación con el que se pretende dar cuenta de la evolución del conflicto psicológico de ambas protagonistas en las situaciones que viven ambas mujeres. A las escenas iluminadas en exteriores en donde comparten sin preocupaciones actividades recreativas se le contraponen escenas en el interior de la casa en las que se trabaja con la oscuridad y con grandes contrastes de luz para significar que ambas protagonistas tienen aspectos oscuros, desconocidos que se irán revelando a lo largo del film. La angustia de Elizabeth Vogler es representada mediante una disminución gradual de la iluminación hasta llegar a la oscuridad casi total de la escena en la que se ve un primer plano de ella acostada y escuchando una audición musical; el oscurecimiento de la escena es progresivo y está marcado su ritmo por la música que la paciente escucha por la radio. Por otra parte las escenas oníricas están presentadas con iluminación excesiva que da cuenta de la irrealidad de la situación.
Respecto de los encuadres se podría decir que la organización de los elementos dentro del cuadro (ubicación de las protagonistas), los enfoques y los movimientos de cámara aportan dinamismo a esta historia de corte psicológico y permiten dar cuenta de los procesos de transformación que van sufriendo ambas mujeres mientras interactúan. Así en aquellas conversaciones en las que Alma habla y Elizabeth escucha se usan planos que muestran a ambas, o plano y contraplano. Pero cuando comienza el proceso de identificación de una con la otra es notable cómo desde lo visual el director resuelve la situación: en un mismo cuadro podemos ver a ambas mujeres ya sea mirándose en un espejo realizando movimientos para resaltar su parecido físico, o en una situación de conversación en la que mientras Alma habla y Elizabeth escucha se ve solo una de las protagonistas, porque una está de espaldas a la cámara; o bien porque el perfil de una tapa la mitad del rostro de la otra. El uso de la iluminación y la superposición del rostro de una sobre la otra acompañado por la fuerza de los monólogos de Alma permiten ir dando cuenta del proceso de identificación progresiva de ella con Elizabeth. Proceso que se completa desde lo visual en un primer plano por sobreimpresión se crea un nuevo rostro con la mitad del de cada una de las protagonistas.
La actitud de ambas protagonistas frente a la angustia que le provoca la maternidad no deseada a Elizabeth es mostrada mediante la presentación del mismo discurso desde dos puntos de vista distintos. En el primero, el ángulo de visión de la cámara descansa sobre Elizabeth y, en el segundo, sobre Alma. Así al desasosiego y la angustia de la actriz se contrapone la crueldad de la enfermera quien mediante este monólogo  procura lograr que aquella salga de sí misma y hable.
Es interesante la decisión que toma el director respecto del encuadre en las escenas de agresión física: la cámara permanece quieta y son las protagonistas o sus sombras las que ingresan o salen del campo.
Respecto de los movimientos de cámara y la construcción del sentido podemos decir que para expresar la tensión mental de las protagonistas se utiliza en algunas ocasiones el travelling hacia adelante. Un ejemplo de esto se observa cuando Alma inicia el proceso catártico en el que cuenta sus intimidades, un travelling hacia adelante pone al espectador en sobre aviso acerca de que en su monólogo revelará sus pensamientos e intimidades. Por otra parte se utilizan movimientos de cámara para que el espectador pueda anticipar que aun cuando la expresión del rostro no lo evidencie, las protagonistas sienten desasosiego o inquietud interior. Así, mientras Alma escucha con atención la descripción que realiza la doctora sobre la futura paciente, su rostro permanece impasible demostrando una escucha atenta pero despersonalizada. No obstante, en una toma de la enfermera de espaldas, la cámara desciende hasta sus manos y muestra que Alma tiene las tiene entrelazadas y mueve sus dedos. Del mismo modo cuando la doctora está presentándole a Elizabeth su diagnóstico, la cámara muestra el rostro de la paciente que escucha con atención, pero un desplazamiento de la misma hacia abajo nos revela su nerviosismo al mostrar cómo pela con un cuchillo una fruta. También se usa en varias oportunidades un  movimiento rápido de cámara para pasar de enfocar el rostro de un personaje que habla al que lo escucha y así mostrar el efecto que le produce lo que se le dice.  Otro modo de expresar el desasosiego que siente Elizabeth que busca a Alma quien ha salido de la casa porque parecería intuir algo ha pasada es el uso del desenfoque. Desenfoque que se mantiene hasta que la ve por la ventana y sale a su encuentro.
Las transiciones de un momento a otro de la película se manejan mediante los cortes, la música, la voz en off, y los fundidos. Respecto de la música se puede decir que es instrumental y se caracteriza por la alternancia de sonidos producidos por uno o dos instrumentos y silencios al inicio de un momento dramático, pero a medida que avanza se incrementa la tensión psicológica de la situación se da una complejización de la melodía, la inclusión de más instrumentos y un in crescendo que culmina con un silencio total.
Respecto de la incorporación del silencio en la creación musical y en la película se podría pensar que este recurso pone más de manifiesto la situación de angustia y soledad que viven ambas protagonistas. La música estaría usada para mostrar las implicancias sicológicas de ciertas situaciones dramáticas y para reforzar con vigor la importancia y la densidad dramática de un momento. Se utiliza así en las siguientes oportunidades: el in crescendo mientras el niño explora con sus manos la imagen de los rostros de la mujer proyectados en la pantalla, el momento que va desde la ruptura de la foto del hijo hasta la finalización del monólogo de la doctora que pone  de manifiesto conocer lo que le ocurre a la protagonista, en los momentos más importantes en los que Alma se identifica con Elizabeth ( cuando Alma inicia su catarsis, superposición de la mitad del rostro de ambas para formar uno nuevo, al finalizar el encuentro con el esposo, al finalizar los sueños de Alma, en la escena de vampirismo, al inicio del monólogo de la maternidad negada desde el punto de vista de Alma), después del enfrentamiento de ambas cuando Alma queda sola en la playa y Elizabeth vuelve a  la casa.
La voz en off de un narrador es utilizada para acompañar, luego de la escena dramática entre la doctora y Elizabeth, las imágenes que muestran el primer período de las protagonistas en la casa de la playa. Él nos cuenta que ambas se han dedicado a las actividades al aire libre, las caminatas y que se encuentran relajadas disfrutando.
Los fundidos a blanco se utilizan para delimitar grandes momentos en la diégesis: entre la primera y segunda mitad del prólogo, al comienzo de la historia, antes de que Alma inicie la agresión verbal directa y le cuente que sabe lo de la carta, luego del encuentro amoroso con en esposo, luego de que las mitades de ambos rostros se confundan en uno,  luego del último sueño en el que Alma se ve vestida de enfermera.
El uso de los diálogos es prácticamente inexistente. Vemos este tipo de interacción lingüística entre Alma y la doctora, y entre Alma y el esposo de Elizabeth. La doctora y Alma se relacionan con Elizabeth a través de la palabra mediante el uso de monólogos. Alma es la sede de la palabra y Elizabeth la del silencio. Es este silencio el que le permite lograr el dominio total de Alma y el que favorece los procesos catárticos y de identificación. La ausencia de palabra en Elizabeth no impide comprender lo que le ocurre; es este sentido son reveladores el monólogo de la doctora, las cartas y las apreciaciones verbales de Alma que provocan reacciones gestuales en aquella. Respecto de la correlación entre palabra e imagen, el uso de la voz en primer plano del protagonista que no se ve en lo visual genera expectativa e incertidumbre. Ejemplo de esto son las indicaciones de la doctora a Alma que impasible la escucha al inicio de la historia  y la voz del esposo que llama a Elizabeth y es escuchada por Alma desde su habitación. Así en ambas situaciones el espectador escucha las intervenciones del esposo y la doctora pero los ve bastante después.
Respecto de los ambientes en los que se desarrolla la acción es posible decir que se utilizan como recurso para reforzar las atmósferas sicológicas. En primer lugar hay que destacar la situación de aislamiento de ambas protagonistas en la casa de la isla; pero además es posible notar que los ambientes son oscuros, lluviosos o nublados cuando las protagonistas atraviesan sus procesos de confusión mental y angustia; son soleados en los momentos de calma relativa y comunión.


Influencias de la película y vinculación con los contenidos de estudio

En primer lugar es necesario reconocer que esta película nos ha exigido una mirada atenta porque en ella parece estar pensado hasta el más mínimo detalle para lograr una sensación de unidad y transmitir la tensión que viven ambos personajes. Por otra parte ha sido necesaria una segunda y hasta tercera mirada para poder comprender en profundidad la simbología en ella presentada y su correlación con la historia, y el uso de los recursos técnicos puestos al servicio de la creación de significados.
Segundo, el modo en que está presentada la situación en un ambiente de luces y sombras, el uso de la música los ritmos cambiantes del monólogo de Alma, la expresividad de su rostro y los tonos de su voz producen cierto temor, la idea de qué algo va a ocurrir de un momento a otro. Así hemos vivido la tensión entre ambas protagonistas y la hemos sentido. Es imposible frente a eso no sentirse identificado sobre todo cuando uno se remite a aquellos momentos de la propia vida en los que se ha planteado quién es, hacia dónde va y qué espera.
Respecto de la vinculación de la película con los contenidos de la carrera es obvio decir que se vincula en primer lugar con los contenidos de las asignaturas en las que hemos estudiado las características técnicas del lenguaje audiovisual.
Por otra parte es posible relacionar el drama que ambas mujeres viven con la comunicación como un proceso total que involucra las representaciones que uno tiene de sí mismo, del otro, la puesta en escena de los roles definidos socialmente, las consecuencias cuando el comportamiento no es acorde a la definición de la situación. Así uno se detiene a observar  qué cree cada protagonista de sí misma y de la otra, cómo se vincula cada una con el rol que representa, cómo en el proceso de interacción mantienen o no su cara en función de la definición de la situación paciente-enfermera, cómo salvan la situación cuando no pueden sostener su “cara”.
Ha exigido además este film una mirada retrospectiva a contenidos sobre historia estudiados porque sólo conociendo lo que el Siglo XX significó como manifestación del poder destructivo del hombre hacia su misma especie es posible entender la angustia de la protagonista.
Finalmente, este film nos ha llevado a recordar contenidos de la psicología y la mitología al tratar de interpretar los dramas atraviesan los protagonistas y por qué es precisamente durante una interpretación de Electra que queda muda y no cualquier otra obra teatral.

s.m.v.v.





[1] Bergman publicó sus memorias en dos libros, Linterna mágica (1988) e Imágenes (1990)
[2] Luego de la Segunda Guerra Mundial,  Rusia y Estados Unidos establecieron acuerdos sobre los territorios que cada uno controlaría. Debido a los desastres económicos, humanos y militares se acordó evitar los conflictos militares directos en  sus territorios. El equilibrio mundial se mantuvo en esta etapa merced a un proceso histórico que se dio en llamar Guerra fría. En esta etapa Estados Unidos y sus aliados, de un lado, y al grupo de naciones lideradas por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), del otro mantuvieron intensas luchas económicas y diplomáticas. Los distintos intereses condujeron a una sospecha y hostilidad mutuas enmarcadas en una rivalidad ideológica en aumento y en una carrera armamentista sin precedentes. Si bien no se produjo ningún conflicto armado entre ambos bandos en sus territorios, las diferencias entre ambos se dirimieron en territorios coloniales del entonces llamado Tercer Mundo. Es en esos territorios donde Comunismo y Capitalismo encuentran el material humano y las condiciones sociales para continuar con sus disputas en un intento de controlar el mundo.

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